mi desafío

Me llamo Rositza y vivo en una pequeña ciudad del norte de Bulgaria. Obtuve mi título profesional en la Academia de Economía – Svishtov, una de las universidades de Economía más famosas de mi país. La mayor parte de mi vida laboral la he pasado en el Departamento de contabilidad de una empresa comercial privada de mi ciudad natal. Por desgracia, hace 5 años, mi madre, que es mayor, enfermó de manera grave y necesitaba un servicio de compañía. Intenté encontrar ayuda externa sin éxito, así que me vi obligada a dejar mi trabajo y cuidarla todos los días. Según nuestra legislación, yo recibía un apoyo económico mensual como acompañante de una persona con discapacidad permanente durante los dos años que lo hice. Cuando mi madre murió, yo volví al mercado laboral, pero por desgracia la empresa en la que trabajé había cerrado, así que empecé a buscar trabajo de manera activa. En una ciudad tan pequeña como la mía no había muchas oportunidades para una mujer mayor de 50 años que no había trabajado los dos últimos. Por lo tanto, tuve que expandir mi área de búsqueda más allá del ámbito económico y empresarial.

Después de buscar trabajo durante más de un año, recibí una propuesta de la Oficina de trabajo para un puesto como vendedora de billetes de tren en una ciudad cercana. Al principio no me gustó la oportunidad porque no se correspondía con mi nivel de educación y experiencia. Sin embargo, decidí intentarlo porque me encanta trabajar para las personas y estar en contacto con ellas, y necesitaba un trabajo con urgencia en ese momento. Después de un par de meses trabajando allí, se abrió una vacante en mi ciudad, me trasladaron y ahora no pierdo tiempo de viaje a mi trabajo y estoy más satisfecha.


Mis principales retos

• Casada con un hijo
• Cuidadora de un/a familiar – su madre, que tenía discapacidad;
• Cambio de ocupación

Mi camino

Cuando empecé a buscar un nuevo trabajo, no había opciones para mí. Decidí no rendirme y expandir mi búsqueda a otras áreas diciéndole a los expertos de la Oficina de trabajo que aceptaría cualquier trabajo que me permitiera comunicarme con mucha gente porque es algo importante para mí. Cuando me ofrecieron ese trabajo, destinado para alguien con una educación inferior, y en una ciudad cercana, al principio no estaba muy contenta. Después decidí que no tenía nada que perder y que al menos tenía que intentarlo. La flexibilidad me ayudó mucho. Resulta que me gustó el trabajo, pero desplazarme hasta el trabajo me tomaba demasiado tiempo y me cansaba. Dudé en decirle a mi superior que preferiría trabajar en la estación de tren de mi ciudad, pero decidí hacerlo de todas maneras. Y pasó: al cabo de unos meses, me trasladaron y ahora trabajo en mi ciudad.

Mi éxito

Mi salario mensual me hace sentirme más segura y protegida. He aprendido que deberíamos evitar ponernos limitaciones y ser más flexibles. También estoy muy orgullosa de haber tomado la decisión de hablar y compartir con mi superior que preferiría trabajar en la estación de mi ciudad. Al principio tenía miedo de que no le gustara la idea, pero no solamente lo hizo, sino que me ayudó también.